Un buen día Mariano decidió comprarse un piso, me recorrió un escalofrío, igual que cuando leí "eres la mujer de mi vida, cuando acabes los estudios me gustaría irme a vivir contigo" en una carta que me envió en respuesta a la mía cuando aún estaba acabando la carrera...vamos que no llevábamos ni 6 meses. Pues a pesar de haber pasado dos años yo seguía con la intuición de que aquel no era mi hombre y llegó la conversación:
-Oye Mariano no sé como lo verás pero yo no tengo curro y no podría ayudarte en el pago del piso, y a parte estás trabajando en Madrid, los seis meses que decían que estarías allí me parece que son más bien "hasta que las ranas críen pelo" con lo cual igual es mejor que busques algo allí, porque si lo haces por mi cuenta con que puede que algún día lo dejemos y no me gustaría que me lo echaras en cara.
-No mujer, esto es una inversión, en parte es por poder pasar más tiempo contigo, pero esto genera dinero y si al final me quedara en Madrid pues lo alquilo y punto.
-Una inversión ¿eh? Vale probablemente tendré que recordarte estas palabras...
Tonta de mi pensé que esto haría que pasáramos más tiempo juntos, que algún finde no iría a casa de sus padres para ver si necesitaban una mano...nada...cero patatero. El único tiempo que pasábamos de más juntos eran las horas de sueño y dormir no me parece una actividad que una a la pareja. Encima los sábados por la mañana se levantaba pronto para ir a la oficina...su trabajo lo era todo, era desde luego su prioridad, yo era algo así como mera decoración en su vida. O al menos así me hacía sentir. En cuanto a detallitsa, estaba con el hombre más insensible de la tierra, intenté enseñarle que unas palabras en un papel así por sorpresa son incluso más agradables que un regalo material. Compré unos posits y le dejaba alguno escondido en un armario que sabía que abriría el lunes de madrugada antes de irse a Madrid, él a mi me contestó alguno, pero nunca salió de él sorprenderme, y sinceramente por lo que he podido leer en algun borrador en mi correo...borrador muuuy antiguo veo que con nada que hiciera me habría ilusionado. En mis cupleaños los detalles brillaban por su ausencia, la excusa era siempre la misma "es que tengo mucho curro y no me da tiempo a comprarte nada" y yo siempre contesté "no necesito que me compres nada, con un mínimo detalle que me haga ver que piensas en mi sería suficiente" vamos una llamada para reservar cena en un sitio chulo (no tiene que ser un sitio caro, pero sí tiene que ser cena para dos), unas palabras en una servilleta de un bar (que para tomar cañas con los colegas sí que tienes tiempo), una tontería algo que no suelas hacer...Pues por mucho que lo repetí, jamás de los jamases obtuve nada, regalos sí...caían un mes más tarde, bueno salvo mi primer cumpleaños con él que me hizo el regalo el día antes creo, un radio/Cd.
Yo estaba amargada, amargada porque solo hacía favores a los demás, se sacrificaba siempre por los demás, que si venga a ayudar al del bar con la música, bajando canciones, instalandole el programa de reproducción, íbamos allí y yo era ignorada. Así que enfado al canto, y es probable que me pasara horas enfadada sin querer decirle por qué, pero lo acabé diciendo y siguió actuando igual. Enfados porque jamás pude organizar un finde semana en una casa rural o para ir a algun sitio porque nunca se sabía, igual el señorito tenía que trabajar para sus padres. Enfados porque yo iba con él a todas partes, pero él nunca se dignó a venir conmigo al teatro o a conocer a mis nuevos amigos. De hecho mis nuevos amigos fueron para él sus peores enemigos y los culpables de todos sus males.
Mis nuevos amigos los hice gracias a Silvia, una antigua compañera de clase la cual hacía tiempo que había perdido de vista y ese verano retomamos el contacto, me presentó a Antonio, Ester y Diego...gente muy maja. Un día Mariano y yo estabamos tomando algo y aparecieron Silvia y Ester, luego llegó Antonio con unos amigos, se iban de fiesta a un pueblo y nos preguntaron si nos apuntábamos, Mariano acababa de llegar de currar y me dijo que fuera yo si quería, toda ilusionada dije "En serio no te importa?!?!?!"...vale era mucha euforia, pero llevaba mucho tiempo sintiéndome sola y deprimida porque Mariola me había dado de lado y no tenía más amigos. En vez de alegrarse porque yo estaba mejor me hizo sentirme peor por salir con ellos y no se dignó a conocerlos siquiera.
Yo era joven e inexperta y pensaba que todo aquello era normal, llegó el momento en que me dí cuenta que no había ternura, ni cariño, sólo rutina, me tocaba únicamente para una cosa, así que empezé a sentirme como un trozo de carne. Seguí pensando que era lo lógico, la llama se apaga y vienen otros sentimientos pero uno de ellos era el odio y no sabía que eso no era precisamente bueno, tonta de mi. Tan tonta no, llegó un punto en el que decidí hablar con él, le conté como me sentía y le pedí que nos diéramos un tiempo, un tiempo sin vernos para ver cuales eran nuestros sentimientos porque yo ya no sabía lo que era aquello, tres años ya era demasiado para saber si era dependencia o amor. Yo encontré un trabajito temporal, lo cual me mantuvo entretenida y ví que podía ser independiente...
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