lunes, 13 de agosto de 2012

Mis mascotas I

De pequeña, cuando digo pequeña es que no medía más de...un metro? Bueno teníamos un par de tortugas como esta:


Me encantaba darles de comer trocitos de hígado...les encantaba, bueno en realidad cualquier cosa que les acercaras se lo comían, hasta un dedo...así se me quedó una colgando del dedo índice un día que anduve realizando mis experimentos. Vivían tranquilamente en un acuario grande que hizo mi padre con piedrecillas en un ricón para que estuvieran al seco cuando quisieran. Había como 5cm de agua o así...bueno pues mi hermana casi se ahoga ahí dentro, aún no caminaba pero consiguió ponerse en pie sujetándose al acuario que estaba en el suelo y se inclinó...quedó con la cara metida en el agua y haciendo el pino...bendita flexibilidad! Pero llegó mi padre cual superman y la levantó por el pañal. Esas son las anéctodas de las tortugas, luego acabaron muriendo...no de viejas sino de una enfermedad que les suele entrar a estos bichos.


Luego llegó el día en que mi tío nos llevó a mi y a mi primo a una feria creo...no sé el único recuerdo que tengo es que volvimos para casa con una perdiz metida en un saco de estos de las patatas:






No me preguntéis por qué, supongo que como a mi me gustaban los huevos de codorniz...pues se me antojó, o quizá ni siquiera fuimos a una feria sino que se la dió un paisano a mi tío...de verdad que solo recuerdo llegar a casa con el bicho y meterlo en una jaula para pajarillos, una de esas típicas como las de los canarios...bueno pues la codorniz no paraba de saltar y como podeis imaginar empezó a sangrar de los hostiazos que se metía en la cabeza la muy masoca. Mi padre se puso manos a la obra e hizo una jaula bien grande para que pudiera saltar a gusto...pero la muy loca codorniz saltaba cada vez más alto. No duró más de dos días. Se acabó abriendo la cabeza. Muerte por suicidio.

Luego llegaron una pareja de mandarines que nos regalaron unos amigos de mis padres:





Qué bonitos eran! Los metimos en la jaula grande que hizo mi padre...no les diera por romperse la crisma también. Les metimos una casetilla de madera con algodón y al poco tiempo...alaaa huevos! Bueno los huevos de estos pájaros son muy pequeños no sabría decir exactamente pero como mucho de 1.5cm por el diámetro más ancho, y son muy pero que muy frágiles y en manos de una niña de 8 o 9 años...con un pulso parecido al del último Papa fallecido pues...creo que huevo que ponían huevo que tocaba y huevo que rompía. Mi hermana en cambio...pequeñita ella con tres años o así ya sin pañales y caminando ella sola, un buen día fue a dejarles una hoja de lechuga que le dió mi madre para ese fin. Cuando nos dimos cuenta no había pájaros, se habían escapado por la puertecilla que mi hermana dejó abierta.
-Pero por qué no cerraste la puerta?
-La canción...nananana, la canción...- decía ella tarareando una canción de un cantante francés Pierre Peret, que decía "abrid abrid la puerta a los pájaros"...
Muerte por causas inciertas.

Hasta aquí la historia ocurría en Suiza, ahora ya cambiamos de país, y en lugar de una ciudad se trata de un pueblo. Tenía yo unos 14 o 15años...y llega mi abuela de la huerta con un gatito, un gatito pequeñísimo que ni siquiera andaba con los ojos aún medio pegados...una cosa más potita atigrada...



Lógicamente mi hermana y yo estábamos como locas, pero yo al ver que no era capaz ni de lamer la leche...al día siguiente volví a llevar el gatito donde lo encontró mi abuela a ver si volvía la madre y se lo llevaba porque no quería verlo morir en casa. Pero nada. Como no fui capaz a dejarlo allí lo volví a traer para casa, trastée un poco por los cajones hasta que encontré una jeringa y le metí la leche mezclada con agua a presión. Y lo conseguimos! Comía, y como comía, pasaron unos días y ya casi no hacía falta ni empujar el émbolo! Salió adelante la gatita, sí era una gatita, y más loca... Lo suyo era cazar moscas, y cuántas veces se quedó enganchada de las cortinas sin poder desengancharse! Era cómico verla allí colgada maullando con la cabeza girada para atras a ver si venía alguien a ayudarla. Hasta que empezó a escaparse por la puerta del garaje...y subía a los árboles que teníamos en frente al otro lado de la calle y la misma historia que con las cortinas, luego no sabía bajar. Procurábamos que no saliera pero era una gamberra. Un día sonó el timbre, mi madre me dijo:
-No dejes salir a tu hermana, que han atropellado a Lindy (así se llamaba la gata).
Muerte por atropello. Y una pena de muerte, aún me da no sé qué, y la de veces que soñé con ella...hasta con su fantasma! Sí soñaba que era su espíritu el que corria por la casa y movía las cortinas, tiraba jarrones y dejaba huellas hasta en el techo.

La siguiente entrada de mis mascotas se la dedicaré a los dos últimos gatos que eso tienen para una entrada completa.

2 comentarios:

  1. Que gracia me ha hecho lo los pájaros, que a tu hermana se le quedó lo de la canción y los dejó echar a volar. Y la codorniz no se adaptó mucho a su nuevo hábitat en la jaula.

    Yo de pequeño también tuve tortugas, que acabaron "desapareciendo" porque producían olores bastante fuertes y a mis padres no les gustaba y también un hamster, que tuve que soltar en el campo por causas similares. Recuerdo la pena que me dio verlo marcharse por la vegetación, aunque el bicho no miró mucho hacia atrás, no se puso muy nostálgico, jajaja

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    1. Uff las tortugas tenían un olor muy característico que aún hoy recuerdo, de hecho he conocido a gente con aliento a acuario de tortuga...será un nuevo enjuague bucal? Pero la verdad que lavábamos a menudo el acuario.

      Sí a mi me hizo una gracia lo de los pájaros...no veas...bueno mejor estarían sueltos.

      Uy los hamsters se me olvidaban!!!

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