martes, 23 de enero de 2024

El arrogante del restaurante

Hace unos meses nos invitó la madre del enfermero a comer, fuimos con ella, la hermana y el cuñado del enfermero. Un restaurante de servilleta de tela, pero tampoco de postín, un sitio normal, donde ponen bacalao de mil y una formas. A mí no me gusta el bacalao y las carnes que tenían tampoco me chistaban, no soy vegetariana, pero digamos que mis gustos tiran más al vegetarianismo, porque comer puedo comer casi cualquier carne, pero decir que me gusta pues no. En general se me suele hacer bola, y luego está la carne tierna tipo osobuco, que tiene como consistencia algo gelatinosa no la puedo tragar, porque me da arcadas. Vamos que en un vegano o vegetariano me gusta todo, pero en los restaurantes al uso me ocurre mucho que de lo que hay en el menú solo me gusta una cosa sobre todo en los segundos platos. Y así fue en este, preferí pedir una berenjena rellena de setas

El dueño, que fue el que nos atendió, era cortés, pero de esa cortesía altanera, tirando a arrogante, pedimos unos primeros para compartir y cada uno un segundo, cuando yo pedí la berenjena me especificó que era más bien un entrante, "no me importa, me vale igual". No es la primera vez en sitios de menú me pido dos primeros y nunca me han dicho nada al respecto, he de mencionar que era de lo más barato de la carta, comparado con las carnes y pescados es lógico. 

Ya habíamos empezado a comer cuando entra un grupo de mujeres, unas siete u ocho, que se sientan en su mesa reservada. Cuando no han pasado ni dos minutos y veo que se levantan recogiendo sus bolsos y chaquetas. Yo no entendía nada, cuando ya oigo al dueño decir algo como que esas cosas en su restaurante no se hacen, yo pensando que habían enseñado una teta o pretendían que viniera un boy a hacer un striptease o algo así, porque la estaba "invitando" a irse. En esto que una empieza a decir que eso es ilegal, que en todos los restaurantes es obligatorio servir agua del grifo si así lo pide el cliente, que quiere la hoja de reclamaciones. El tipo le dice que no tienen y que su restaurante no es un cuchitril cualquiera donde sirven agua del grifo. Vamos más o menos, no recuerdo las palabras textuales. Pues será un restaurante de nivel, pero no tiene ni hoja de reclamaciones... Se fueron no sin antes recalcar que iban a denunciar, y claro, el dueño como buen arrogante no dejó que la última palabra la diera ella. "Que sí venga denúnciame". Y se fueron. Vamos la escena fue bastante bochornosa, según lo cuento aquí quizá no parezca para tanto, pero a mí se me atravesó la comida. 

Llegó el momento del postre y café, yo me habría ido sin pedir nada, pero los demás quisieron pedir algo así que finalmente pedimos dos postres para compartir. Pensamos que serían abundantes porque 6€ con algo es definitivamente un postre para dos. Pues no, la ración era escasa hasta para uno y encima bastante insulso, no recuerdo ni qué pedimos de postre, de lo único que me acuerdo es que a ninguno nos pareció algo como para cobrar seis euros. Vamos por ese precio en una hamburguesería a la que vamos a veces, de estas que hay ahora gourmet, te ponen un trozo de tarta de queso de por lo menos 300gr si no más, y está exquisita, cremosa y con una bola de helado y frambuesa liofilizada, yo no lo llamaría tarta de queso, lo llamaría orgasmo. 

En definitiva, nos teníamos que haber ido y ahorrarnos los casi 14€ de los postres. Es que no teníamos ni que haber ido ahí, ya cuando llamó la hermana del enfermero para reservar y le preguntó por los precios él como que no quería decirle y daba evasivas con que eran productos de calidad y se cobraba en función de eso. Pues diré que sus postres tienen una calidad pésima para lo que cobran. El resto bueno, bastante bien creo, pero es que al final me quedé con lo malo porque es lo que más ha resaltado.

Y ahora contaré que, en la misma localidad, Salamanca, van dos veces que vamos a un vegetariano (es decir huevos y lácteos se incluyen en sus elaboraciones). La primera fuimos con la madre del enfermero y esta vez vinieron también su hermana y cuñado. Su hermana por el tono que puso cuando le dijimos que ya habíamos reservado ahí fue como de "no me hace gracia lo del vegetariano pero bueno". Vamos que se piensan que si no tiene carne o pescado no es ni sabroso ni saciante. El restaurante en cuestión se llama "El laurel", el menú está ahora por 17,50 el fin de semana, creo que solo abren a mediodía, está siempre lleno, también es un sitio algo pequeño, pero bien organizado, pulcro, con un ambiente tranquilo, toda la gente hablando en un tono bajo, una sola camarera super eficiente. El menú incluye dos platos a elegir de una larga lista en los que eliges tú qué es para ti un primero y un segundo, bebida y postre o café. La bebida incluida puede ser un tercio de 1906, sidras de sabores, copa de vino...eso sí si repites te cobran a mayores. ¿Pero en qué sitio te incluyen otra bebida que no sea agua o vino en el menú? Y no hablemos de los postres...tienen un flan de queso al tofee de caerse de espaldas, un tiramisú tremendo, una crepe con naranja Cointreau y almendras de ensueño, y más cosas que probaremos en otras ocasiones. Ah y las raciones son consistentes, sales más que satisfecha. Y lo mejor, la hermana y el cuñado del enfermero, salieron diciendo también que les había gustado, ninguna pega, no creo que nos mintieran porque otras veces sí que han hecho alguna crítica negativa. La madre, bueno, es una persona que de por sí no disfruta mucho de la comida, sin embargo, la otra vez le gustaron las lentejas y esta vez se pidió una crema de calabaza que le encantó, pero las croquetas de espinacas no le gustaron. Vamos para mí es definitivamente mi restaurante preferido de absolutamente todos a los que he ido en mi vida. Lo recomiendo sin dudar.

Os dejo con una foto que hice durante mi paseo del domingo por la mañana. Salamanca me tiene enamorada me encanta esa ciudad, no me canso de ella.